lunes, 31 de marzo de 2008

228_abril, un texto de Daniel Rabanaque

pronto estaremos en abril, si nadie nos lo roba (si alguien no nos lo ha robado ya, porque tiene que haber opiniones para todo), y eso quiere decir que es primavera más allá de lo que digan los centros comerciales, primavera en la piel y en los cerezos, tiempo para nuevos brotes sobre aquellos a quienes les llegue el tiempo de florecer. recordad que es buen momento, este de la luna de nisán, para dar a las semillas su nido de tierra, su casa húmeda. habéis ido guardando los vasitos vacíos de yogur? un ratito, preferiblemente dominical, de actividad de vivero, no hace daño a ninguno, garantizado. un poquito de trasplante, de nueva tierra, no le hará daño a esa planta que nos da los buenos días cada día, aunque no la sepamos, ni queramos, escuchar

he vuelto a comprar dhalgren por internet, la novela de samuel delany que me abrió un mundo. la presté y no volví a saber de ella. las lecturas, todos lo sabemos, a veces se posponen y corren el riesgo de terminar enterradas bajo una pila de libros, entre los helechos y el ficus, o sobre el bidé, no pasa nada. he vuelto a comprarla, es mi próxima lectura, me va hacer trabajar sobre una realidad construida en zonas autónomas, algo que también yo he ido posponiendo pero que no quiero seguir esquivando por más tiempo

no os engaño: son compromisos de futuro que no tengo claro si pienso respetar. un soplo de aire o un viento nuevo de vida, un encuentro fortuito o uno de esos accidentes para los que siempre -casi- me encuentro predispuesto, me harán renegar una vez más de los planes trazados en estas noches de tanto frío afuera

no os engaño, no quisiera: escribiros así, un poco a bocajarro, sin más permiso que haber guardado alguna vez vuestra dirección de correo-e, es un compromiso que no acepto y que me obliga, una terapia personal para no contar nada, una manera, más bien oscura y esquiva, de desvelar y esconder. esconder una rala capacidad de comunicar, desvelar una carencia, denunciar un abismo

uno a uno, os echo de menos, por muy cerca que os encuentre, por mucho que nos crucemos cada día, por mucho que os piense, o por muy lejos que estéis, por mucho que haya llovido desde la última vez que nos vimos. uno a uno, por muy larga (o corta, no sabrás, no podrás saber) que sea esta lista de distribución, tenéis reservado un lugar junto al vino, al cigarrillo de estas horas, al mate o al café del diablo. tú, que te echo de menos te digo. tú, que ya no sé cómo decir lo que tengo que decirte, o lo que tuve que contarte alguna vez y ni siquiera llegue a apuntar mal y rápido en un papel que se perdió. tú, que he dejado de escucharme. tú, que me faltas, que te falto, que me falto, que tú, co

que más voy a decirte, si yo me pongo a esto con la idea de decir que, tras el simulacro democrático (caducidad en cuatro años) uno se alegra de no haber caído en un país de fascistas declarados, pero que cada día en el curro no dejo de pensar en que también se llamaban socialistas los que vendieron para siempre el mercado de trabajo y acuñaron el molde del obrero basura, del aterrorizado y prácticamente analfabeto ciudadano españolito que todavía no tiene una letra para su himno nacional. y que los unos riman con los otros. si yo me pongo a esto para no sentir el vacío de ser un ente que alimenta la máquina, pero no hago más que dar papilla para el disco de silicio duro, o lo que sea. si yo me puse a esto con intención de la sonrisa y el optimismo imbécil y lo más que consigo lanzar al futuro es que espero que los próximos niños sean encargados mutantes a parís, para que puedan comer mierda y tengan la piel radiactivo-resistente, porque no les va a quedar mucha más chance y luego va a costar un ojo, un huevo y parte de un riñón actualizarlos a los tiempos que corren, a los que, más que correr, van a arrastrarse. si yo me pongo a esto ya ves, y como siempre lo que sale es lo otro: lo otro, lo que no, y qué remedio...

ah sí. no busco levantar ampollas. no en tu piel, cariño mío. es sólo que, con tanta duricia erigida en dictadura de lo real alrededor del centro vivo de uno mismo, no encuentro manera ni forma vulgar de bromear sobre lo que me preocupa. no encuentro la caricia justa para ti, que no quieres herirte. para mí, que no quiero sentir, ya no, este dolorella estará bien: mis oídos ya no pitan

..y ella se levanta, me besa, me acerca un pañuelico porque es cierto que lo estoy necesitando..así que por aquí lo dejo, qué remedio, ya te digo. voy a ver si me descargo media botella de vino y otra media docena de cigarrillos

cancela desde aquí hacia arriba
y quédate no más con esto
que ni siquiera es mío:
'que las raíces nos sean cada día más profundas
y el vuelo a cada intento más ligero'
un fuerte, fuerte abrazo
con las ganas que nos queden
para que se hagan firmes como una espada
y tiemblen como una hoja
salù!

daniel rabanaque

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